viernes, 18 de julio de 2008

TEMPLARIOS MURCIANOS EN CONTRA DE LA FINANCIACIÓN DE MEZQUITAS EN LA REGIÓN

La Orden del Temple nació, entre otras objetivos y, al menos oficialmente, para luchar contra los Sarracenos en Tierra Santa, ya que estos hostigaban a los cristianos que vivían y peregrinaban.

Hoy en día, la lucha se mantiene, al menos en los despachos, ya que algunos fieles del Islám, continúan persiguiendo a los cristianos. Esto sucede, principalmente, en algunos países como Arabia Saudí donde el culto cristiano está prohibido y los fieles de esta religión tienen que esconderse; o como en Marruecos donde está prohibido el culto cristiano a los nacionales. Curiosamente, mientras que muchos países islámicos o de mayoría islámica prohiben o persiguen a otras confesiones religiosas, invierten muchos petrodolares en edificar mezquitas en nuestro país, o crear centros de reunión y culto (muchos ilegales) con la mirada perdida y distraída de las autoridades españolas.

Ahora, la Encomienda templaria de Caravaca, Murcia, perteneciente al Gran Priorato de España de la Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalen, ha escrito una carta al Presidente autonómico murciano, señor Valcárcel (PP) para que exija a los responsables islámicos de Murcia, el mismo respeto y la misma igualdad de culto para los cristianos que viven en los países islámicos que estos reclaman aquí.

La comunidad islámica afincada en Murcia está solicitando constantemente la participación del gobierno regional en la edificación de Mezquitas. Sin embargo, no existe reciprocidad en los países de origen de muchos islámicos inmigrantes murcianos, donde el culto cristiano está proscrito. De esta manera, los templarios murcianos piden el derecho de reciprocidad (registrado en el Derecho internacional) y el mismo respeto que los islámicos piden aquí a su culto religioso, se tenga en los países islámicos.

Los Templarios murcianos continúan, de alguna manera, la estela del Papa Benito XVI quien ha solicitado este mismo derecho en varias ocasiones, sabedor de las condiciones terribles que pasan muchos cristianos (no sólo católicos) en países con mayoría islámica y con gobiernos teocráticos (que sólo son los musulmanes)

Los Templarios de la Encomienda de Caravaca se hacen eco, además, de las quejas de los vecinos de diversos pueblos y comarcas ante la posibilidad de que el dinero público vaya a sufragar construcciones islámicas, sin atenerse al derecho de respeto mutuo y reciprocidad ya expresado.

El asunto no es baladí ni queda aquí, porque las comunidades islámicas en España están pidiendo a las autoridades políticas, de uno y otro partido, que se les consideren derechos que ellos entienden necesarios como que se quiten las fiestas con carácter religioso-católico, los nombres con referencias cristianas, o el derecho a la poligamia. Pronto exigirán que se acabe con las fiestas del Pilar (Zaragoza) san Fermín (Pamplona) la Almudena (Madrid) o la Virgen del Carmen (toda España) Al tiempo.

viernes, 11 de julio de 2008

NUEVA OSTENSIÓN DE LA SABANA SANTA

Lo estábamos esperando, Benito XVI ha pedido que se lleve a cabo una nueva ostensión de la Sábana Santa de Turín en la primavera de 2010, aunque en principio se había barajado la posibilidad del 2025 coincidiendo con el Año Santo.

Desde que subió al trono de san Pedro, se barruntaba entre los sindonólogos que el Papa adelantaría la ostensión, a toda cuenta que su antecesor la tenía ideada para el año 2010.

Es curioso comprobar que el Papa Ratzinger se adelanta a otras celebraciones que se preven con la mira puesta en el año 2012, cuando para muchos especialistas se producirá un cambio planetario a nivel espiritual, tal y como se indica en el celebérrimo Calendario Maya. Además, en estos momentos de crisis absoluta que sufre el catolicismo, la ostensión de la más grande (y la única auténtica) reliquia de Jesucristo, puede suponer un paso adelante desde Roma hacia el orbe católico para que cierren filas y defiendan su fe.

Así mismo, aunque no hay ningún dato concreto, oficialmente, se espera un nuevo estudio de la Sábana Santa, ya que en los años transcurridos desde el último, se han detectado novedades importantes; así mismo, la tecnología actual permite analizar el lienzo sin que sea extraído de su actual ubicación, inmerso en una atmósfera protectora. Y hay rumores crecientes de que un equipo del Centro Español de Sindonología podría protagonizar este nuevo estudio sindónico.

martes, 1 de julio de 2008

¿SUFRIÓ SAN FRANCISCO DE ASIS LOS ESTIGMAS DE CRISTO?

¿Sufrió el famoso fundador de la orden mendicante franciscana los estigmas de Cristo?

Es una pregunta que nos traslada en forma novelada John Sack en su trabajo La conspiración de Asís, ed. Planeta.

Sack expone, en una trama de misterio alrededor del santo italiano, que los huesos de san Francisco fueron escondidos por un grupo de seguidores, escondiendo un secreto. No vamos a desvelarlo porque para eso es mejor que leáis la novela (se deja leer aunque no es ninguna maravilla)

Es generalmente aceptado que san Francisco sufrió durante como estigmatizado, reflejándose en su cuerpo las cinco célebres heridas que sufriera Jesús en la cruz: los clavos en manos y pies, así como la lanzada en el costado.

San Francisco, fue tan amado como odiado por sus propios seguidores, ya que sus ideas eran absolutamente contrarias a la norma general de la Iglesia de su tiempo, y mientras que él predicaba y actuaba desde la más absoluta de la pobreza, sus contemporáneos eclesiales: desde el Papa a los obispos, pasando por los propios frailes menores, vivían en la opulencia más desvergonzada.

De todos es sabido que Giovanni di Bernardone, más conocido por san Francisco de Asís, era un joven adinerado que lo dejó todo para asumir la pobreza y predicar el evangelio más puro, el de los primeros apóstoles y discípulos de Jesús. Giovanni tiene una filosofía cristiana extremadamente parecida a la de los Buenos Cristianos, también conocidos como Cátaros; aunque en su caso, no se le persiguió como hereje, sino como rebelde contra el Poder establecido de ricos clérigos. De hecho, nunca llegó a ser General de su Orden, sino que tuvo que contentarse con ser el alma mater y maestro espiritual; pero nunca detentó el inmenso poder que si disfrutaron sus más cercanos seguidores.

Francisco, además de crear la Orden de los Franciscanos, hizo lo propio con la rama femenina, las Clarisas; ambas hermandades de carácter mendicante y evangelizador, no conventuales como después se forjaron; principalmente porque dentro de los conventos bien abituallados, los frailes y las monjas se sentían más seguros y cómodos que entre los hermanos marginales en los que gustaba estar a su fundador.

Francisco, además, viajó hasta Egipto para predicar el evangelio entre los musulmanes, lo que supuso un fiasco. De vuelta a su tierra, prefirió continuar entre los más pobres, concretamente los leprosos a los que amaba, que entre los ricos y adinerados abades y obispos. Esto supuso un auténtico cisma en la Orden, que se decantó con su propia persecución y la de los hermanos más fieles a las ideas originales de Francisco, algunos de los cuales fueron asesinados, torturados u obligados a callar, siendo ocultados.

Los Estigmas

Nadie pondría dudas a esta realidad… ¿O sí?

En efecto, es posible que lo que para todos es una bendición de Dios por su extremada espiritualidad y amor a Cristo, sea en realidad otra cosa.

Tanto las heridas que sufrió en las manos y los pies como en el costado, así como la ceguera que le incapacitó en sus últimos años, podrían ser los síntomas de otra cosa, de una enfermedad conocida y muy común en su época: la lepra. De hecho, Francisco gustaba de moverse entre los enfermos afectados e incluso les besaba en la boca a menudo como muestra de su amor cristiano hacia ellos, los más desheredados socialmente.

Las heridas en manos y pies son corrientes entre los afectados de lepra, así como la aparición de una herida contusa única en la espalda. También los que sufren de esta terrible enfermedad terminan ciegos.

Por supuesto, estigmas o lepra no quita a Francisco ni un átomo de espiritualidad y de entrega incondicional a los menos favorecidos. Lo suyo era un don, el carisma de la pobreza, de la palabra evangélica y del amor a los hermanos como reflejo del amor a Jesucristo.

Lo que se hizo con el buen santo no tiene nombre y es una de las mayores tropelías de la Iglesia católica. Pero el enigma de sus estigmas continúa, porque los huesos de Francisco no han sido desenterrados aún para ser analizados, pese a que se conoce con seguridad su ubicación: la cripta de la Basílica de san Francisco en Asís.

Quizá para no echar por tierra el mito de los estigmas. O para continuar ocultando la injusticia que se le practico en vida. De hecho, a san Francisco se le conoce como el Segundo Mesías (siempre por detrás de Jesucristo y sin su condición de divinidad) pero tal y como el Maestro de Galilea, sufrió la cruz en vida, sufrió una transformación espiritual, fue traicionado por sus seguidores y su Mensaje fue mancillado y transformado por el Poder establecido.

martes, 24 de junio de 2008

¿TUMBAS TEMPLARIAS EN CUENCA?

Eso es lo que creemos y en esta línea hemos abierto una investigación.

Nos indicaron que en cierto paraje de la Alcarria conquense, había una serie de tumbas, extrañas, que podían pertencer a los fraters templarios y, más concretamente, según la leyenda, de un reducto de hermanos que se refugió en esa zona huyendo del acoso inquisitorial del Papa Clemente V y del sátrapa francés, que hicieron llegar sus guantes de hierro hasta los confines cristianos.

Contamos con pocos datos fiables. Breves comentarios y las reseñas de pastores y aldeanos; pero aún así, nos encaminamos hasta la zona, buscando las desconocidas tumbas.

En un primer recorrido por la zona, observamos que hay, al menos dos tipos distintos de emplazamiento arqueológico, por un lado las cuevas utilizadas por humanos y otras construcciones, completamente desaparecidas, y por el otro las tumbas, lo que más nos interesaba.
Y de hecho, conseguimos detectar dos tipos distintos de Energía telúrica. Las construcciones desaparecidas y las cuevas tenían una energía telúrica de bajo nivel, sin alteraciones. Pero las tumbas son otra cosa, y pudimos medir auténtica Energía Templaria, no tan fuerte como en los célebres emplazamientos de la Orden, por todos conocidos, pero si suficiente como para descubrir que están en activo, que se mantienen custodiadas y que nos depararán muchas sorpresas a medida que avancemos en la investigación.
De momento os dejamos con unas fotos. E iremos informando a medida que avancemos en el trabajo. Una cosa tenemos clara: se trata de un emplazamiento que contó con presencia de caballeros templarios de primer nivel.

LA HISTORIA DE LA ORDEN DEL TEMPLE A TRAVÉS DE SUS GRANDES MAESTROS (3)

Tercera parte...

Fue en otoño de 1127 cuando Hugo de Payens pretendió que fuera reconocida la orden que había fundado, la cual atravesaba una crisis de crecimiento, deseando favorecer su extensión en el Occidente cristiano. Partió para Roma con cinco compañeros a fin de solicitar del papa Honorio II un reconocimiento oficial. El Papa aceptó convocar un concilio en Troyes que debatiera el asunto, posiblemente porque todos los caballeros pertenecientes a la futura orden provenían de la zona de Champana. En el concilio estuvieron presentes: el cardenal Mateo de Albano como representante del Papa; el arzobispo de Reims, el de Sens; diez obispos; ocho abades cistercienses de las abadías de Vézelay, Citeaux, Clairvaux (san Bernardo), Troisfontaines y Molestes; y algunos laicos entre los que destacan Teobaldo II de Champaña, el conde de Campaña, André de Baudemont, el senescal de Champaña, el conde de Nevers. Hugues de Payens relató en este concilio, los humildes comienzos de su obra, que en ese momento solo contaba con nueve caballeros, y puso de manifiesto la urgente necesidad de crear una milicia capaz de proteger a los cruzados y, sobre todo, a los peregrinos a Tierra Santa, y solicitó que el concilio deliberara sobre la constitución que habría que dar a dicha Orden. Se encargó a San Bernardo, abad de Clairvaux, y a un clérigo llamado Jean Michel, la redacción de una regla durante la sesión, que fue leída y aprobada por los miembros del concilio. La regla del Temple es pues una regla cisterciense, que contiene grandes analogías con la Regla de Citeaux. La Orden del Temple fue creada y dotada de la regla del «monje soldado»: sencillez, pobreza, castidad y oración. La Orden tuvo varios nombre: la "milicia de los Pobres Caballeros de Cristo", los "Caballeros de la Ciudad Santa", los "Caballeros del Templo de Salomón de Jerusalen", la "Santa Milicia jerosolimitana del Templo de Salomón". Con el tiempo el nombre más común fue el de "Templarios".

Ante la asamblea Hugo de Payens expuso las necesidades de la orden, y se decidieron artículo por artículo hasta los más nimios detalles de ésta, como podían ser desde los ayunos hasta la manera de llevar el peinado, pasando por rezos, oraciones e incluso armamento. La regla del temple más antigua que se conoce es la concedida por San Bernardo al Patriarca de Jerusalén y que éste reformó antes de entregársela a Hugo de Payens. La orden constaba de un acta oficial del Concilio y un reglamento de 72 artículos.

Una vez redactada y entregada al patriarca de Jerusalén; éste la modificó eliminando doce artículos e introduciendo veinticuatro nuevos entre los cuales se encontraba la referencia a vestir solo el manto blanco entre los caballeros. El atuendo del caballero templario, es decir, la cruz paté roja sobre manto blanco fue otorgada a la orden por medio del patriarca de Jerusalén Balduino I, quien al llegar al poder, sustituyó a los veinte canónigos que su antecesor Godofredo de Bouillon colocara en el santo sepulcro dándoles el sobrenombre de Orden del Santo Sepulcro, por veinte caballeros templarios haciéndoles vestir con los ropajes de sus predecesores. El manto blanco simbolizaba la inocencia y pureza del caballero mientras que la cruz roja, simbolizaba su martirio.

Una vez redactada la regla básica. Cinco de los nueve integrantes de la orden primigenia viajaron encabezados por Hugo de Payens por Francia primero y por Europa después, recogiendo donaciones y alistando caballeros a sus filas. Se dirigieron primero a los lugares de los que provenían, sabiendo así su aceptación y asegurándose cuantiosas donaciones. Y recorriendo después el resto de Francia y Europa consiguieron reclutar en poco tiempo una cifra cercana a los 300 caballeros sin contar escuderos, hombres de armas o pajes. Importante fue para la orden la ayuda que en Europa les concedió el abad Bernardo de Claraval que debido a los parentescos y las cercanías con varios de los 9 primeros caballeros, se esforzó sobremanera en dar a conocimiento a la Orden gracias a sus altas influencias en Europa y en Roma. Bernardo era sobrino de André de Montbard, quinto Gran Maestre de la Orden, y primo por parte de madre de Hugo de Payens. Era también un reconocido religioso que había sabido granjearse la confianza de media Europa hasta el punto de ser tan admirado como temido por su elocuencia y sabiduría teológica. Luchó contra la Orden de Cluny y contra Pedro Abelardo *, brillante maestro de la época cuyas enseñanzas Bernardo encontraba peligrosas. Así pues era de esperar que Bernardo aconsejara a la orden una Regla rígida, basada en el Cister. Participó en su redacción en 1128 en el Concilio de Troyes introduciendo numerosas enmiendas en el texto básico que redactó el patriarca de Jerusalén, Etienne de la Ferté. Y ayudó posteriormente de nuevo, a Hugo de Payens redactando una serie de cartas en las que defendía a la Orden Del Temple como el verdadero ideal de la caballería e invitaba a las masas a unirse a ella.

* Pierre Abélard o Pedro Abelardo, filósofo, nació en Le Ballet, Bretaña en 1079 y murió en Chalons el 21 de abril de 1142. Genio lógico y crítico indomable, considerado como el mejor en lógica de su época y tal vez el pensador más profundo y original sobre el lenguaje y la lógica de toda la Edad Media. A la vez que autor de numerosos poemas en lengua romance, dedicó gran parte de su vida a la enseñanza y a la persecución de otros maestros con los cuales discutía, por eso era al mismo tiempo maestro cautivador de jóvenes y goliardos, así como eterno creador de enemigos. Conocido por su relación amorosa con Eloísa, considerada el primer ejemplo documentado de amor en clave "moderna", como pasión y devoción absoluta y recíproca; sería castigado con la castración. Fue también conocido con el sobrenombre Golía, tal apelativo equivalía a "demoníaco".

viernes, 13 de junio de 2008

LA HISTORIA DE LA ORDEN DEL TEMPLE A TRAVÉS DE SUS GRANDES MAESTROS (2)

LA HISTORIA DEL TEMPLE A TRAVÉS DE SUS GRANDES MAESTRES (2)

Los inicios de la Orden forman más parte de la leyenda que de la historia científica, porque no conocemos los pormenores, ni el porqué, ni siquiera tenemos constancia absoluta de los primeros caballeros que acompañaron a Hugo de Payens. De hecho, durante los primeros nueves años que permanecieron en los aposentos cedidos en el Templo, no efectuaron ni una sola misión de policía, ni como soldados, aunque si se sabe que estuvieron trabajando en los muchos túneles que tiene el lugar. Tampoco es claro ni explicable porque el rey de Jerusalén les concede un lugar privilegiado para ubicarse y durante años no les solicita ayuda ni explicación alguna.

Hugo de Payens era pariente cercano del Conde de Champaña y, posiblemente, también pariente del propio rey Balduino I de Jerusalén. Por ello, este les cedió el espacio de la Mezquita de Al-Aqsa, y cuando Balduino I abandonó la mezquita y sus aledaños como palacio para fijar el Trono en la Torre de David, todas las instalaciones pasaron a manos de los futuros Templarios, que de esta manera adquirieron no sólo su cuartel general, sino su nombre; por el Templo de Salomón. Es más, el propio rey se ocupó de escribir cartas a los Reyes y Príncipes más importantes de Europa a fin de que prestaran su ayuda a la recién nacida orden, que había sido bien recibida no sólo por el poder temporal, sino también por el eclesiástico, ya que fue el Patriarca de Jerusalén la primera autoridad de la Iglesia que aprobó canónicamente la Orden.

En 1128, nueve años después de la creación de la orden en Jerusalén, se reunió el Concilio de Troyes que se encargaría de redactar la regla para la recién nacida orden de los Pobres Caballeros de Cristo, Regla que fue encargada a Bernardo de Claraval. Fue en otoño de 1127 cuando Hugo de Payens pretendió que fuera reconocida la orden que había fundado, la cual atravesaba una crisis de crecimiento, deseando favorecer su extensión en el Occidente cristiano. Partió para Roma con cinco compañeros a fin de solicitar del papa Honorio II un reconocimiento oficial. El Papa aceptó convocar un concilio en Troyes que debatiera el asunto, posiblemente porque todos los caballeros pertenecientes a la futura orden provenían de la zona de Champana. En el concilio estuvieron presentes: el cardenal Mateo de Albano como representante del Papa; el arzobispo de Reims, el de Sens; diez obispos; ocho abades cistercienses de las abadías de Vézelay, Citeaux, Clairvaux (san Bernardo), Troisfontaines y Molestes; y algunos laicos entre los que destacan Teobaldo II de Champaña, el conde de Campaña, André de Baudemont, el senescal de Champaña, el conde de Nevers. Hugues de Payens relató en este concilio, los humildes comienzos de su obra, que en ese momento solo contaba con nueve caballeros, y puso de manifiesto la urgente necesidad de crear una milicia capaz de proteger a los cruzados y, sobre todo, a los peregrinos a Tierra Santa, y solicitó que el concilio deliberara sobre la constitución que habría que dar a dicha Orden. Se encargó a San Bernardo, abad de Clairvaux, y a un clérigo llamado Jean Michel, la redacción de una regla durante la sesión, que fue leída y aprobada por los miembros del concilio. La regla del Temple es pues una regla cisterciense, que contiene grandes analogías con la Regla de Citeaux. La Orden del Temple fue creada y dotada de la regla del «monje soldado»: sencillez, pobreza, castidad y oración. La Orden tuvo varios nombre: la "milicia de los Pobres Caballeros de Cristo", los "Caballeros de la Ciudad Santa", los "Caballeros del Templo de Salomón de Jerusalen", la "Santa Milicia jerosolimitana del Templo de Salomón". Con el tiempo el nombre más común fue el de "Templarios".

Balduino de Bourcq (m. 21 de agosto de 1131) fue el segundo conde de Edesa de 1100 a 1118 y el segundo rey de Jerusalén de 1118 hasta su muerte. Balduino fue hijo de Hugo, conde de Rethel y su esposa Melisenda, hija de Guido I de Montlhery. Tenía dos hermanos menores, Gervasio y Manases, y dos hermanas, Matilda y Hodierna. Las fuentes se refieren a Balduino como primo de los hermanos Eustaquio de Boulogne, Godofredo de Bouillon y Balduino de Boulogne, pero la relación familiar exacta no se conoce. Dejó a su familia para seguir a sus primos en la Primera Cruzada en 1096.

La Mezquita de Al-Aqsa (Al-Masyid Al-Aqsa, literalmente "la mezquita lejana") es parte del complejo religioso de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. La tradición musulmana establece que Mahoma subió al cielo desde la explanada en 621. Esto supone que la mezquita es el tercer templo más importante para el Islam. Después de la Cúpula de la Roca (690) la primera mezquita de Al-Aqsa fue construida por los Omeyas y finalizada en 710. Fue construida sobre las ruinas de parte del Templo de Jerusalén original. La estructura fue destruida debido a sucesivos terremotos, y reconstruida al menos cinco veces. La última gran reconstrucción fue en 1035.

El Concilio de Troyes fue convocado en la ciudad francesa de Troyes el 13 de enero de 1128, con el principal objeto de reconocer oficialmente a la Orden del Temple.

Bernardo de Claraval (Bernard de Clairvaux) Nació en el Castillo de Fontaine-les-Dijon, Borgoña, 1090 y muriño en el Monasterio de Claraval el 20 de agosto de 1153. Monje cisterciense y abad del monasterio de Claraval que, prácticamente se construyó para que él ocupara el cargo de responsabilidad. Con él, la Orden del Císter se expandió por toda Europa y ocupó el primer plano de la influencia religiosa. Participó en los principales conflictos doctrinales de su época y se implicó en los asuntos importantes de la Iglesia. En el cisma de Anacleto II se movilizó para defender al que fue declarado verdadero Papa; se opuso al racionalista Abelardo y fue el apasionado predicador de la II Cruzada.

Es una personalidad esencial en la historia de la Iglesia Católica, tan importante como san Agustín o santo Tomás de Aquino, y la más notable de su siglo. Ejerció una gran influencia en la vida política y religiosa de Europa. Sus contribuciones han perfilado la religiosidad cristiana, el canto gregoriano, la vida monástica y la expansión de la arquitectura gótica. La Iglesia católica lo canonizó en 1174 y le declaró Doctor de la Iglesia en 1830.

continuará....

martes, 20 de mayo de 2008

LA HISTORIA DE LA ORDEN DEL TEMPLE A TRAVÉS DE SUS GRANDES MAESTROS

Vamos a comenzar una serie de artículos sobre la Orden del Temple, siguiendo su historia a través de sus Grandes Maestres. Así mismo, como la Orden era una parte significativa de la Iglesia Católica, fuera de la cual es imposible ubicarla, iremos viendo lo que acontecía en el orbe cristiano (aún no había llegado la reforma luterana) occidental y sarraceno.

No es un trabajo cerrado, porque en nuestra investigación y estudio constante, vamos encontrando nuevos datos que complementan lo editado anteriormente.

Así mismo, estamos abiertos a toda colaboración cultural y de estudio que nos complemente, nos corrija o nos enseñe.

Esperamos que os guste.


LA HISTORIA DEL TEMPLE A TRAVÉS DE SUS GRANDES MAESTRES.
Vamos a desarrollar un recorrido histórico de la Iglesia desde el prisma de los Grandes Maestres de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón.

La Orden del Temple fue una orden medieval de características especiales y únicas, porque aunaba el carácter monacal con el guerrero. De hecho, la estructura de la Orden supuso un cambio sustancial en cuanto a la vida monacal y la vida de los soldados, ya que se correspondían con la Orden Cisterciense, eran su ala guerrera y se les consideró el Ejército de Cristo, por encima de las otras Órdenes: San Juanistas o Teutones, y por supuesto un punto y a parte de la nobleza y caballeresca secular de Tierra Santa, conocida de forma general como los Francos.

Aunque el fundador de la Orden es el que sería su primer Gran Maestro, Hugo de Payens (1070–1136), el auténtico impulsor y creador fue Bernardo de Claraval (1090–1153) monje Cisterciense y el mejor teólogo cristiano de su época, quien consiguió realizar su gran proyecto o sueño: crear un auténtico Ejército de Cristo desde el ámbito guerrero y monacal.

La Orden se llamó al principio Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, pero su nominación cambió poco después añadiéndose Del Tempo de Salomón, al ubicarse en sus inicios en las caballerizas de la zona más amplia del antiguo Templo herodiano, como favor personal del rey de Jerusalén Balduino I, quien permitió instalarse en esa zona privilegiada a los nueve caballeros que se llegaron hasta allí para, en teoría, crear una policía cristiana que defendiera a los peregrinos de los recurrentes ataques sarracenos. De hecho, la principal misión, teórica, de la Orden Templaria era la protección del Santo Sepulcro, lugar paradigmático venerado por las tres religiones del Libro: Judaísmo, Cristianismo e Islám.

Para algunos especialistas como Louis Charpentier, los orígenes de la orden no hay que situarlos en la época de las cruzadas sino más atrás en el tiempo, concretamente en Monte Casino, Italia, donde Benito de Nursia, un ermitaño francés, fundó la orden Benedictina. La Orden se encargaría de recopilar y estudiar lo viejos textos del saber clásico para así en un futuro sacar a occidente del estado lamentable de barbarie en que vivía motivado por las invasiones germánicas. Los monjes de San Benito trabajaban siete horas en los campos, cuatro en distintos oficios y otras cuatro volcados en el estudio y la oración, dentro de una humildad espartana; y así, la Orden del Cister, copiaría esta forma y filosofía de vida, que años después, Bernardo trasladaría a la Orden Templaria.

A la orden benedictina se uniría el saber celta de la mano de monjes-druidas como Pelagio, San Colombano o San Malaquias procedentes de Irlanda la mayor parte. Hay una antiquísima tradición de la Iglesia que dice que José de Arimatea viajó hasta Britania (hoy Islas Británicas) y fundó una comunidad cristiana, posiblemente la más antigua . Este viaje de José de Arimatea en el siglo I no es una quimera, porque se conoce históricamente que Britania, antes de los romanos y la civilización de la isla, era un centro comercial y minero importantísimo para los comerciantes mediterráneos. A este tipo de cristianismo, anejo a Roma, pero con sus particularidades (de hecho, la filosofía de la vida monacal o la penitencia privada nacieron en estos lares) se une la cultura local creando un sincretismo religioso: comunidades cristiano-célticas.
De este proceso sincrético, de la filosofía clásica y estudiosa, así como la cultura hebrea y oriental, sobre todo el sufí, desembocó en la propia filosofía de San Bernardo y su sueño de crear la milicia sagrada.

San Bernardo no sólo quería configurar el Ejército de Cristo, sino que pretendía, a través de un ecumenismo religioso y, sobre todo cultural, unificar las tres grandes teologías: cristiana, hebrea y sufí. Es claro que los 9 primeros caballeros tenían como misión una búsqueda; de ahí su ubicación (¿forzada?) en el Templo herodiano.

De hecho, aunque para muchos los templarios no eran más que unos guerreros fanáticos que contribuían a mantener el status quo de la época, es decir el feudalismo y las injusticias que ese sistema conllevaba, lo cierto e indiscutible es que estos caballeros contribuyeron al desarrollo del comercio, de la agricultura y de la artesanía. En su época también floreció el arte, cuya expresión más sobresaliente fue el gótico; que es, con toda seguridad, una trasmisión arquitectónica y de ingeniería procedente de Oriente, del Islám. Así como el florecimiento de una nueva forma social: los gremios, impulsados y protegidos desde las encomendáis templarias.