Los que nos dedicamos con amor y devoción al estudio e investigación de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón (Temple) estamos acostumbrados a que el tema templario esté detrás de un sinfín de misterios de película y literatura.
Nadie tiene toda la razón ni la verdad, y menos en el estudio histórico, antropológico, social, cultural, religioso, etc., de la Orden del Temple, porque, la verdad es que con cada dato que sale a la luz, aparecen escondidos otros más o menos oscuros.
Por eso, en cada especialista, cada estudioso, cada investigador podemos leer distintas tesis, distintas ideas y opiniones, pero, normalmente, dentro de un orden de seriedad y rigor (bueno, de todo hay) Pero últimamente asistimos a una moda de que detrás de cada misterio cinematográfico o novelesco, están los templarios. Da lo mismo el lugar del Planeta o el tiempo o época en que se desarrolle la ficción, de alguna manera, la Orden de los freires suele estar detrás, directa o indirectamente.
El último caso que he presenciado es la serie de televisión Águila Roja. En ella la Orden ha sido utilizada como nexo temporal en las investigaciones del maestro Gonzalo, alter ego de Águila Roja, pero en últimos episodios se ha llegado a referir la teoría de que los templarios eran los guardianes custodios de un gran Secreto: la estirpe familiar de Jesucristo y María Magdalena.
Nada que objetar a esta línea de trabajo, referida por múltiples especialistas, y aunque a la Iglesia romana no le hace mucha gracia, para nada atenta contra la doctrina, el magisterio o los dogmas ínim, pero debe tomarse con un mínimo de rigor y seriedad. No digo que los guionistas de la serie se estén mofando de esta línea de investigación. Lo que quiero exponer es que al aparecer en una serie televisiva absolutamente de ficción y con ningún rigor histórico, a los televidentes les puede confundir y, por ello, tomarla como una parte más de la fantasía de los guionistas.
Non nobis Domine, non nobis, sed nomine tua da gloriam