Es cierto que no se puede probar que Jesús estuviera casado con María Magdalena porque no hay ningún
documento que lo afirme, aunque tampoco lo tenemos del matrimonio de María, madre del Maestro, y José, entre otras cosas, porque en
aquellos tiempos no había registros como tenemos hoy. Por eso tenemos que
basarnos en otros apuntes, y en los libros del Nuevo Testamento y otros
evangelios apócrifos, y tenemos suficientes pistas, datos e informaciones para
aseverar que Jesús de Nazaret y María de Betania (María Magdalena) fueron matrimonio. Otra cosa es aceptar que,
además, tuvieron al menos una hija, Sara
(nosotros creemos que serían dos) pero que ambos fueron pareja y, teniendo en
cuenta la época, y que Jesús era
Rabino, y como trataba a María, y
cómo lo observaban los demás (algunos como Simón,
alias Pedro, sumido en el rencor y la envidia) es claro que la idea que
defendemos tiene bastantes posibilidades de ser real y cierta.
La Iglesia cristiana, romano-católica ha desechado
esta hipótesis desde siempre, bueno, en realidad, casi desde siempre, porque
para los primeros seguidores de Cristo y de los apóstoles, el tema carecía de
importancia, ya que para ellos esto era una realidad, cotidiana, y por ello
tampoco hacen demasiado hincapié. Y tenemos al bueno de san Pedro, apóstol, sobre el que Jesús (según uno de los evangelios)
instituye su Iglesia, y claro rival de María de Betania, quien ya comenzaría en esos momentos post
crucifixión, a conspirar contra su hermana de espíritu. Pero incluso en esos
momentos duros para María Magdalena,
quien tendría que salir huyendo junto con el Grupo de Betania a Francia,
perseguida y acosada por sus propios compañeros de predicación evangélica, no
se le ocurrió a ninguno de sus enemigos negar su matrimonio con Jesús. Es cierto que los evangelios
oficiales (y estos lo son sólo porque se trata de los que más se encuadran y
adaptan a los fines de la Iglesia de Roma) nada exponen acerca del matrimonio
más sagrado de la Historia (nuestra civilización) pero no es menos cierto que
apenas cuentan nada de la vida de Jesucristo,
centrándose en un período muy corto y, principalmente en los últimos días
previos a su muerte. Y no es menos cierto que sí exponen, claramente, que Jesús tenía varios hermanos y hermanas,
uno de ellos de especial relevancia en el grupo de los Escogidos, Santiago, el
hermano del Señor (que es como nos lo presentan) y sin embargo, el
Magisterio de la Iglesia Romana/Constantina, se ha esforzado hasta el agotamiento
en enseñarnos que Jesús no tendría hermanos, que como mucho serían hermanastros
hijos anteriores al matrimonio con María de José, e incluso afirmando que
podrían ser primos hermanos; y todo ello para salvaguardar la mentira de que María, la madre del Señor, era virgen
sexualmente. Es decir, esta falacia y engañifa de los hermanos, aparece con
claridad en los evangelios, y sin embargo, como no aparece la boda (¿seguro que
no?) de Jesús y María, se desecha como algo, casi, anatemático. Y nos
preguntamos si no aparece la boda de Jesús con Maria de Betania porque
tendríamos el dato, el hecho evangélico de la Boda de Caná; pero de ello
hablaremos pronto, en otro artículo.
Y aquí llegamos al asunto de porqué la Iglesia de
Pedro, Pablo y Constantino niegan la posibilidad del matrimonio de Jesús de
Nazaret y María de Betania. Aunque para ser sinceros, ningún teólogo serio lo
niega con rotundidad, sino que no encuentra la prueba científica de ello, e
incluso todos opinan que de ser cierto, no se perdería en nada la sacralidad y
la esencia de Jesús, Hijo de Dios, por lo que se trataría no de investigación
teológica, sino de mero magisterio torticero con otros fines.
Y estos fines son presentar a Jesús como un ser asexuado, similar a la idea de la Virgen María, y que su misión en La
Tierra no podía entrañar el matrimonio y vida sexual con su esposa, y, lo más
importante, que Jesús no podía haber escogido a una mujer como compañera,
amante, amiga y esposa, ya que esto supondría relegar a un segundo estado a sus
otros apóstoles (porque María de Betania
era la primera apóstol, la apóstol de los apóstoles) y con ello la misión de
crear una Iglesia. Y aquí está el meollo de la cuestión: Jesús no tenía como fin ni objetivo crear una Iglesia (de hecho,
pese a ser dogma, hay muchas dudas teológicas/históricas/científicas) sino
trasmitir, enseñar y predicar un nuevo evangelio, o, para ser más exactos, una
Nueva Alianza de Dios (Padre) con su Pueblo (judío) Y Él sólo nos da dos mandatos,
muy claros: amaros los unos a los otros; y predicar la Nueva Buena del Nuevo
Evangelio.
Y para esta importantísima misión escogió a muchas
personas, hombres y mujeres (los que estaban en el momento del Pentecostés
cristiano) y de entre ellos a 13 discípulos especiales, los 13 apóstoles, y de
entre ellos, sólo a uno le enseñó los auténticos secretos del esoterismo
crístico y la auténtica enseñanza: a María de Betania, su esposa.
Luego, si aceptamos esta tesis, Jesús delega y
encomienda su saber y misterio, y su legado a su esposa… Luego el matrimonio
para Él era algo más que sagrado… Luego la Iglesia petrina/paulina/Constantina
perdería gran parte de su poder, al estar basada en una, como menos, realidad a
medias.
1 comentario:
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