Hace poco recibí un correo con una información acerca
de unos datos que cierta persona dice tener sobre la existencia de pruebas de
la Orden del Temple en Brasil, así como de que en cierto lugar se hallarían
secretos y tesoros de la Orden.
Es una realidad innegable que la Orden del Temple
visitó lo que ahora llamamos América, posiblemente en varias zonas del
Continente, muchísimos años antes de que Cristóbal Colón descubriese América. De hecho, tenemos como cierto que los
Templarios traían plata desde el otro lado del Atlántico, con la cual, llenaban
sus arcas y hacían sus negocios y misiones guerreras.
La Orden del Temple fue (para algunos seguiría
siéndolo) un paradigma en muchas cosas: una Sociedad moderna y transformadora,
un sistema económico basado en el Humanismo, un mercado transoceánico, una
cultura y sabiduría muy adelantada a su época, una fusión de conocimientos y
creencias… Así es, los Templarios serían, realmente, inexplicables en cuanto a
su desarrollo, vivencia y legado; se ha intentado, muchas veces, pero siempre
las tentativas se han quedado cortas; aún la Orden de los fraters guarda innumerables
secretos y enigmas.
La Orden apostó por lo que hoy conocemos como
Globalidad mundial, es decir, abrirse a otras culturas, conocimientos,
costumbres, pueblos, sociedades y religiones. Crearon el primer Ecumenismo
religioso real, no sólo cristiano (tengamos en cuenta que el ecumenismo por
definición sólo interesa al ámbito cristiano) aceptando en su Sociedad templaria a cristianos, judíos,
musulmanes y taoístas/budistas; y a estos los incluimos porque en la filosofía
templaria encontramos muchas similitudes con la filosofía taoísta y budista. Y
así como se nutrió de los saberes de distintas culturas, así como congregó en
su seno la ciencia, tecnología, espiritualidad y otras disciplinas del saber
humano, se interesó por abrirse a otras realidades geográficas, más allá de
Oriente medio, Europa y el Mediterráneo, sabedores de la existencia de Otras Tierras al otro lado del Océano
Atlántico. Tenían los mapas, tenían la historia de otros viajes anteriores,
conocían las riquezas de toda índole que se congregaban en América, y
mantuvieron un puente de mercado, economía y cultura desconocido en su época (y
aún no aceptado por muchos historiadores)
Por ello, cuando la Iglesia vaticana les prohibió, la
Orden marchó al lugar que ellos solos conocían. Llevaron allí sus tesoros,
riquezas, sabiduría y modelo de sociedad. Crearon un auténtico Nuevo Mundo, de
forma reservada, oculta, esperando el momento de hacerse luz… Y éste llegó en
1776 con la célebre Declaración de Independencia de lo que ahora se conoce como
EE.UU.