Moises Maimonides |
Es sabido que en la época templaria, la medicina en Occidente, entre los cristianos, era bastante deficitaria, mala, poco eficaz. Había buenos cirujanos pero malos médicos.
Los Caballeros templarios tuvieron entre sus misiones más importantes, encargadas por el Maestro Bernardo, la de aunar lo mejor de las culturas-religiones conocidas: Judaísmo, Islam y, por supuesto el Cristianismo, en todas sus facetas, no sólo la oficial de Roma, así como otras formas culturales como el Animismo, el Druismo, incluso el Hinduismo.
No sólo buscaban el conocimiento espiritual, sino todo aquello que fuera científica y humanistamente interesante y necesario para el crecimiento humano. Por ello, se percataron de que la medicina cristiana no era la más eficaz, sobre todo porque tenía excesivas limitaciones impuestas por la doctrina de la Iglesia católica. Por ello, los Templarios recurrieron a menudo (casi siempre que podían) a los médicos judíos y, sobre todo, a los médicos musulmanes, mucho más orientales en cuanto al concepto de la enfermedad y más abiertos a la investigación.
Grabado de cesárea |
No debemos pensar, por lo antes dicho, que los Templarios sólo aceptaran la medicina alopática, todo lo contrario, una de las formas de Sanación más importantes de los caballeros templarios fue la Sanación Energética-Espiritual; porque entendieron que la salud es algo holístico, que trasciende el cuerpo físico y se adentra en otros planos. Por ello, construyeron o dedicaron espacios muy especiales, telúrica y energéticamente muy poderosos, para transformarlos en auténticos Hospitales/Sanatorios energéticos. Una de las mejores pruebas de ello la tenemos en la mal llamada Ermita de Eunate, que en realidad, siempre tuvo como función un sanatorio energético, un espacio para el ritual egipcio Hed Sed.
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